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Serotonina, oxitocina y el amor engañoso

Pere Estupinyá ¡Claro que no somos sólo química! También somos… somos… ¡Seguro que debe de haber algo más! ¿O no? Si por el motivo que sea esta noche tus niveles de testosterona se encuentran más elevados de lo normal, tu apetito sexual se verá incrementado y estarás más predispuesto(a) a buscar una aventura amorosa. Si no tienes éxito, tranquilo(a), que no te vas a quedar ansioso(a), la testosterona sube y baja rápidamente sin grandes secuelas y al día siguiente todo empezará de cero otra vez.   El «Así no me puedo ir a casa» es sólo un mito. Pero si estás de suerte y sí tienes sexo satisfactorio con algún furtivo, entonces notarás el deleite que genera en tu cerebro el subidón de dopamina, la hormona del placer. Cuidado, porque si realmente es bueno te gustará tanto que querrás repetirlo a casi toda costa. ¡Pero que la dopamina no te engañe! En el fondo, a ella le da igual si vuelves con la misma pareja o no; incluso te permite sentirte enamorada de dos personas a la vez de acu
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Mintiendo bajo la fMRI

  Pere Estupinyà Si te preguntan «¿Has sido infiel a tu pareja?» y mientes, se activa una zona específica de tu corteza cerebral que no presenta actividad en caso de decir la verdad. ¿Es suficiente para construir el detector de mentiras más infalible que haya existido? Eso es lo que intentaba averiguar el estudio de la Universidad de Harvard en el que participé como conejillo de indias. Cambridge es un paraíso para los exploradores científicos. Sede del MIT y la Universidad de Harvard, si en cualquier bar de esta pequeña ciudad separada de Boston por el río Charles te presentan a alguien un miércoles por la noche, tienes bastantes posibilidades de que esté investigando un tema asombroso. Rogier tenía tal pinta de científico que cuando me lo presentaron en el restaurante Cuchi-Cuchi le pregunté directamente por su campo de investigación. «Neurociencia cognitiva —me dijo—; analizar el sustrato más biológico de nuestros pensamientos y conducta». Le pedí un ejemplo y me explicó el siguient

Cerebro a trocitos

Pere Estupinyá                En 1966 el neurocientífico Richard Gregory hizo famosa la siguiente frase aparecida en su libro Ojo y cerebro: «Una de las dificultades para comprender el cerebro es que es poco más que un grumo de papilla espesa». Comprendí el pleno sentido de esta expresión durante un curso de neuroanatomía en el que nos llevaron a un laboratorio del MIT diseccionarlo. Cuando pones ese pedacito de carne en la palma de tu mano y lo observas detenidamente, no puedes dejar de sorprenderte y pensar: funciones de su cuerpo, siente dolor, o coordina sus movimientos… Decides aceptarlo porque no se te ocurre ninguna alternativa mejor, y tarea.   Lo primero que hice fue mirarlo desde atrás, coger el trocito de tronco cerebral que quedaba de su conexión con la médula espinal y bajarlo para que el cerebelo sobresaliera y pudiera ser cortado con más facilidad. El cerebelo se encuentra justamente detrás de los hemisferios, y su principal tarea es la coordinación de movimiento

EL CEREBRO QUE SE INVESTIGA ASÍ MISMO.

Cienciadicto. Pere Estupinyà, 2010 Quizá fue resolviendo problemas de física en el nucleus accumbens es el verdadero centro del placer en el cerebro. Cuando comes, bebes, haces el amor, practicas deporte, o realizas cualquier acción que permitió a tus antepasados sobrevivir y dejar descendencia, te recompensa con una sensación de bienestar inmediata. Es el premio que nos incita a repetir dicha actividad siempre que sea posible.  Esta brújula de la supervivencia se encuentra integrada en lo más profundo de nuestro cerebro, en un conjunto de estructuras primitivas llamado sistema límbico cuya principal función es explicarnos mediante las emociones qué nos resulta positivo, a qué debemos tenerle miedo, qué olor nos generará repulsión, o cuándo merece la pena estar triste.  Luego, gracias a nuestra moderna corteza cerebral, podemos decidir si le hacemos caso o no, pero ese instinto primario es la información básica de la que partimos, codificada poco a poco a lo largo de nuestra